¿Se te ha pasado por la cabeza alguna vez comerte un mueble? Aunque suene a locura ya no supone ningún trastorno de la conducta alimentaria.
En principio es una lámpara de mesa como otra cualquiera, pero le diferencia el material en el que está realizada. Se trata de un plástico muy especial a partir de algas, glicerina vegetal, colorantes y aromas naturales que combinados con agua destilada forman una gelatina rígida a la que se le da la forma de lámpara antes de colocarle una pequeña bombilla LED. Proyecto obra del diseñador y arquitecto estadounidense Victor Wayne Vetterlein.
Al acabarse la vida útil de la lámpara, llega el momento de comérsela. Para ello hay que lavarla y sumergirla en agua para que se ablande. Pero ojo, ¡no te olvides de retirar el cable!
Una lámpara ecológica, 100% biodegradable y sabrosa. Además, ¡puedes elegir entre varios sabores! Cereza, arándano, naranja o manzana verde.
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